11.4.11

Cierra los ojos y me verás siempre

Contó hasta tres y desapareció. Fueron las últimas palabras que recuerda de ella, sus manos tapaban sus ojos, viéndola alejarse por entre sus dedos y aun retumba en su memoria un estruendo.
El romper de las olas contra el malecón le asustó, pero de vuelta a la realidad recuperó la calma. Parecía abstraída, como en otro lugar o tiempo. Sobre el muro un graffiti decía - La ciencia ficción no existe - y decidió volver a la realidad.
Alguien la observa desde un balcón. Incapaz de recordar donde vio una figura igual. Hacía esfuerzos por justificar tal olvido, pero algo había más fuerte que le impulsaba a querer recordarlo.
La esperanza de poder comenzar de nuevo fue lo que le llevó hasta aquel remoto pueblo. Desde el balcón, un primer piso que a duras penas conservaba vestigios de un pasado glorioso, gusta cada mañana de asomarse y ver la puesta en marcha de la pequeña villa marinera. Daba la sensación de que lo hubiera estado haciendo muchas veces, aunque solo han pasado unos días de su llegada. Y desde hace dos observó la presencia de aquella chica del paraguas rojo.
Si de algo la recordaba, pensaba, no tendría que serle difícil establecer comunicación. Se dirigió calle abajo en dirección al puerto, previo paso por la taberna, en donde además de coger calor con un buen brandy quiso también informarse acerca de la misteriosa mujer.
Poco pudieron decirle salvo un detalle que el tabernero quiso mostrarle. Sobre la pared, perdido entre más cuadros había uno que destacaba sobre el sepia añejo de los demás por un pequeño punto rojo, el cual al verlo más de cerca pudo comprobar que se trataba de un paraguas del mismo color aunque no se podía distinguir a quien lo llevaba. Preguntando sobre la foto supo que sobre aquella pared pusieron al acabar la guerra fotos de habitantes del pueblo que daban por desaparecidos por si alguien supiera algo.
La curiosidad iba en aumento, y salió en dirección hacia la chica.
Cuando finalmente llegó junto a ella la saludó cortésmente.
- Buenos días señorita, al verla desde el balc...-
Le esperaba - lo interrumpió ella - Le gustaba contemplar el campo y ver los prisioneros deambular por el ¿verdad? von Heichmann -
- ¿Cómo dice? - Respondió él con la voz muy diferente a la que inició aquella conversación y con un rostro desencajado exclamó - Esa pequeña... -
No le dio tiempo a terminar la frase al sentir aquel paraguas rojo clavarse en su corazón.
- Este paraguas rojo es lo único que pude conservar de mi madre, y en su punta guardé la bala con que la mataste para devolvértela -

17 commenti:

Hell ha detto...

Joder Carlos!!!! :Oo!
Hoy sí que me has dejado de piedra.
Has clavado ese paraguas con tanta belleza literaria que me ha dado lástima hasta el mismo von Eichmann.
Lo mataron a golpe de tango???
Muy bueno, Herr Doktor.
Me apunto éste como de los preferidos de la semana!!!

Auf Wieder... lesen!!!

Hell.

Jan Lorenzo ha detto...

Como siempre, simplemente brillante y mágico. Esta chica del paraguas rojo me recuerda a otra muchacha de otro cuento... Quizá dos puntos de vista de una misma historia :)

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Noelplebeyo ha detto...

se repiten los paraguas...y los finales siempre sorprenden....

decididamente eres un artista

Roc ha detto...

¿Te has impirado en La lista de Schindler Verdad? Al menos a mi me ha recordado a la niña del abrigo rojo....
A mi también me ha encantado tu relato. Has tocado un tema que llevo muchos años estudiándolo, pero lo has situado en otro lugar y otro tiempo.
Buena inspiración Carlos!!!
Besos.

Sandra ha detto...

Impresionante! Me ha gustado muchísimo. Cuando era estudiante odiaba con todas mis fuerzas la asignatura de Historia. Hoy me empapo de todo lo que tenga que ver con la guerra civil española o la segunda guerra mundial. Tal vez lo haga para encontrar sentido a tanta barbarie.

Hay tantísimas historias sobre gente que ha vivido los horrores de una guerra y tan diferentes son sus reacciones... Unos se vengan, otros hasta perdonan a sus propios ejecutores.

Un saludo.

Susana ha detto...

Ostras, Carlos.
Me ha pasado como a algun@ de l@s que ya han comentado, que me has dejado de piedra.... Buen relato el de hoy, sí señor.

Un abrazo.

Towanda ha detto...

Genial Carlos, te felicito.

(Apenas tengo tiempo libre, siento llegar tarde a tu cita... Ahora entiendo cuando a uno le faltan horas en el día).

Un fortísimo abrazo.

Pedalier ha detto...

Un final por todo lo alto.

Pasaba por aquí y me gustó.

Nos leemos.

Menta ha detto...

La narracion misteriosa en tus dedos perfecta y el final inesperado me mato.
Buenisimo!

Un abrazo

Esther ha detto...

¡¡¡Qué fuerte!!!

Gracias por ser tan amable contigo. Te lo agradezco mucho.

Me gustó mucho tu relato ¡impactante!

Saluditos.

Esther ha detto...

Conmigo, quise decir.

Adèu :)

Metalsaurio ha detto...

Quizá sea cosa mía, pero me suena la chica del paraguas rojo y una muerte "paragüil"...y me suena de leerlo por aquí :)

Por cierto, un link curioso sobre los campos de concentración nazis y la película de la lista de Schindler:


http://es-la-guerra.blogspot.com/2011/03/viaje-cracovia-iv-la-bala-magica-de.html

Un abrazo, crack!

Paula ha detto...

Ahora quien podrá empezar de nuevo es esa chica, que es la que se lo merece. Podrá volver a tapar sus ojos sin miedo a lo que pueda pasar.
Te encantan los finales violentos, eh? ;) A mí me encantan tus relatos :)

Xaquelina ha detto...

Qué fuerte, genial. Un beso.

atenea ha detto...

:O me has dejado helada... éste es un final de los que me gustan, sí señor :) con sorpresa final que nadie se esperaba, genial Carlos! :)

Te mando unos cuantos clicks también, que no sé qué haces con ellos xDDDD (te harán falta, ya verás jajaja)

Muuuuua! :)

wannea ha detto...

o.0 se me han puesto los pelos de punta, con eso te lo digo todo, muy bueno, como siempre

bessos!

Rebeca Gonzalo ha detto...

Me gusta, por supuesto, pero en honor a la verdad he de decir que me ha desilusionado un poco el final. Tienes talento y mucho, y me decepciona un pelín comprobar que desde hace un tiempo acostumbras a retomar finales de relatos que ya has escrito y "autoplagiarte".

Carlos, lo siento, pero te creo muy capaz de ser 100% original. No dejes de serlo por favor y perdona mi sinceridad.

Un abrazo.