6.3.12

Un arcoíris especial

Era el arcoíris más bonito que había visto nunca. La luz se abría paso entre el silencio, que se colaba a hurtadillas por las rendijas de la ventana, dejando, como en el cuento, una estela de puntitos hasta donde las palabras terminaban y comenzaba la música. Sobre la pared, la sombra de los árboles, antes muertos, recobraban la vida danzando ya libre de hojas, que sobre el patio navegaban sobre los charcos. Sus manos, que tantas notas robaron al violín, se posaron suavemente sobre la mesa, y le habló entonces de su arcoíris especial.
Esa mañana, tras los días de lluvia, ella creyó ver el más bonito que había visto nunca cuando, al despertar, se asomó a la ventana. Cuando bajó corriendo en su busca encontroselo buscando algo en la alacena. Quiso decirle lo que había visto o mas bien intentó describirselo, pero entonces él le pidió silencio, como cuando guardaba un secreto que estuviera a punto de desvelar. Ella guardó silencio mientras observaba como iba cogiendo unos pequeños frasquitos de cristal y una vez los tuvo todos le hizo un gesto de seguirle. Y en ese momento se hallaban.
La música surgía por si sola, mientras uno a uno iba abriéndolos y al tacto trazando un arco de sabor sobre el viejo tablón de madera. El rojo del azafrán fue el primero, la cúrcuma anaranjaba el siguiente trazo, hasta dar paso a la canela, que se tornó verde cuando la menta entró en escena. Pero entonces movió sus brazos como si tocara el violín, diciendo "esta por Bach" y trazó un arco azul, azul de Prusia, su especia favorita.
Su ceguera le impedió ver el que ya se difuminaba por el cielo, pero su imaginación nunca estuvo ciega. Y allí, al otro lado de la mesa, se dejó caer sobre la silla, sintiendo esa complicidad que le transmitía su presencia.
Pero a ella le pudo mas la curiosidad y le preguntó por ese último frasco, algo mas grande que los demás, que había dejado sin abrir.
- Un arcoíris no estaría completo sin tu color favorito - le dijo.
- ¡El morado! - gritó ella abriéndolo rápidamente - ¡Moras! - añadió sonriendo, para fundirse con él a continuación en un abrazo entrañable - Gracias abuelo, es el arcoíris más bonito que he visto nunca.

9 commenti:

Paula ha detto...

Jo, qué tierno. Si hasta me he emocionado!! Yo tengo la suerte de tener uno de esos abuelos tan geniales.
Tu imaginación tampoco estará nunca ciega, ni muda, ni escondida. Creas historias preciosas, llenas de música, color y ternura.
Ese abuelo se parece a tí (dentro de muuuuuuuuchos años) Tú también creas sueños a partir de cualquier cosa.
:)

Noelplebeyo ha detto...

precioso cuento...y el día de la mujer a la vuelta de la esquina

Susana ha detto...

Hacía mucho que no te comentaba, Carlos.... Ya sabes, nunca sé qué decir ante palabras tan bien combinadas; siento que las mías van a quedarse tan cortas que prefiero no estropear la belleza de las que leo.

Hoy no puedo dejar de decirte que esta historia me ha removido hasta las entretelas. Será que estoy especialmente tierna....

Un abrazo enorme, todo para ti.

Esther ha detto...

Poco he estado por este mundo pero, hoy vine... :) Qué chulada de relato, Carlos. Me ha encantado. Qué más quisiera yo que encontrarme esos frascos ¡Je,je,je!

Que estés teniendo una estupenda semana, ahora y por siempre :)

Saluditos.

Esther ha detto...

Por cierto, preciosa imagen también. A mí me va bastante bien el rosa, creo, pero, mi color favorito es el azul. Me encanta :)

Teresa ha detto...

Me ha parecido preciosa esa mezcla de olores, colores y sabores. Un universo así debería no pasar inadvertido, al menos, en algún momento de nuestras vidas. Tú nos lo regalas con tus palabras. Un abrazo azul

Metalsaurio ha detto...

Me llama la atención que varios de tus relatos empiecen con una vista a través de la ventana...

Muy bonita la historia. Dicen que marcando el principio y el final de cada arcoiris hay un caldero lleno de oro...y creo que con la crisis aumentará el número de cazadores de arcoiris.

Un saludo.

(mi blog sigue sin nada de interés que contar)

Utopia de sueños ha detto...

Muy buen relato construyendo un arcoiris particular.

Un gustazo.

@utopiadesuenyos

María Sur ha detto...

Una historia preciosa, cargada de emotividad y ternura. Sólo los abuelos son capaces de obrar magia y hacer soñar a los nietos....Y sólo tú, con tus relatos, eres capaz de difuminar un arcoiris y meterlo en frasquitos pequeños.