Ya no hay abrigos, ni trencas, colgadas de las perchas que, situadas entre las vitrinas de ciencias, proyectaban interrogantes sobre la pared cuando los rayos de sol jugaban con las sombras a través de los ventanales. Gustaba de situarse en la última fila, junto a ellos, era el pupitre mas disputado, ya que el recorrido de don Severino terminaba algunos mas adelante debido a la estrechéz del pasillo por culpa de las, cada vez mas, mugrientas y pesadas cortinas . Pero sobre todo porque permitía observar el patio principal del colegio de chicas. Nunca supo su nombre, pero sí que aquellas dos miradas eran un puente por el que las palabras sin voces cruzábanlo a la velocidad de la imaginación.
Su mano sobrevuela, casi rozando su polvo, el pupitre, ya desgastado por el tiempo, y horada el pequeño agujero que aun permanece junto a las estrías, uno para la tinta y ellas para los lápices. Sonríe, parece ver como el de delante se gira y suplica la respuesta a un tema, viendo como se acerca su turno de salir al encerado. Respuesta que nunca llegaba, porque se la habían dejado la noche anterior en los billares del Molino rojo. El sonido de la puerta le hizo estremecer de miedo, fue solo ese instante, pronto el miedo desapareció tornándose fría mirada.
Aquél hombre, de aspecto inestable e inseguro, permanecía de pie bajo el dintel, preguntándole sobre su presencia allí. Le respondió que apenas llegó a la ciudad su primera visita la hizo a aquél viejo colegio. El hombre cambió su rostro, de la incertidumbre a la tranquilidad, de la distancia a la cercanía, y comenzó a contarle al curioso muchacho la historia del centro. El joven parecía escucharle con atención, mientras el hombre había subido a la pequeña tarima, encaminándose hacia la mesa del profesor. Cada paso que daba sobre la madera resonaba como una cuenta atrás en el corazón del joven que, al mismo tiempo, se iba acercando por el pasillo. De repente, el hombre calló su diatriba, observando lo escrito en la pizarra "Hay verguenzas que un hombre debería llevarse a la tumba".
- ¿Lo recuerda? - Le preguntó.
- ¿Qué? - respondió el hombre, como si volviera súbitamente a la realidad.
- La frase, que si recuerda la frase.
- No. No, no, solo era - continuó ya mas tranquilo - que me extrañó ver algo escrito aquí, esta pizarra, bueno este colegio, se cerró hace ya... - el joven le interrumpió bruscamente mencionándole la fecha exacta.
- Justo el día en que la Gestapo entró por esa puerta y se llevó a don Severino ¿verdad?
- Gotas de sudor descendían por la frente del hombre al poco de escuchar aquella afirmación, mientras el joven recitó en voz alta el verso escrito en tiza.
-¿No es verdad que esta frase era la señal que anunciaba a la Resistencia el día del ataque? ¿Qué quién soy? Un hijo de los que murieron ese día traicionados por usted. Mi padre daba clases desde la silla donde está sentado, mi madre hacía gimnasia en el patio de allá abajo, y ¿ve el muro? allí fueron fusilados esa misma noche.
- El hombre parecía asfixiarse, trató de aferrarse a algo, pero no había mas que silencio, tan solo roto por la voz de la conciencia.
- ...su tumba! - Dijo el joven, señalando con tal ímpetu el final de la frase que la tiza se quebró.
Sigue la frase en Elcuentacuentos
10 commenti:
cuanta verdad...
Voy a ser osada: ¿Y si enlazamos mi historia con la tuya? Me ha dado la sensación de que el puente empezó a ser trazado desde el comienzo en la pizarra(tu relato), y no sabemos quién pudo ser el que no respetó la vida, pero podemos escuchar su conciencia, primera persona (el mío).
Tu historia ha sido mucho más que una buena historia, creo. Tanto el tema como la redacción.
Sublime. Eso pienso.
Un abrazo de segundos palpables, seis, tal vez, siete...
Increíble, de todos los que he leído, el mejor. Me gusta como haces esos cambios y vuelves a donde estabas sin pestañear, sin perder el hilo de la narración. Coincido con Teresa en lo bien escrito y expuesto que está. No dejas de sorprenderme nunca, te voy hacer una página de fans... jajajaja...
Abrazote.
Mundoyás.
Ha valido la pena quedarme casi ciega al leerlo en el movil ;) Al principio creia q iba a ser algo romantico del chico q se acordaba d una antigua compañera. Esta claro quien es el q sabe escribir y quien tiene q leer porque esto ha sido muchisimo mejor!
Si tengo q elegir, esta historia es de las mejores q has escrito. Y para mi es dificil elegir, q siempre me gusts!
:)
Y el muchacho encontró venganza para sus padres al fin y al cabo... Al menos en su corazón tendrá la convicción de que hizo todo lo que estaba en su mano.
Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.
Ay Dios mío que escalofrío me ha dado al leer la frase final. Brillante, querido Carlos, brillante.
Si Andrés te hace una página de fans, me pido el puesto de vicepresidenta :D
Qué trágica historia pero, me ha gustado mucho. La redacción y todo :) Era como que fueras nuestros ojos, un punto clave y guay, ya que el lector sólo ve con su imaginación :)
No he andado mucho por aquí pero, super chulo, Carlos. Que pases feliz resto de la semana :)
Muy bueno, sin duda, me ha costado poder leerte porque no encontraba acceso a tu blog; pero ha merecido la pena navegar y encontrarte. Muy buena lectura, un agradable momento leyéndote.
Un abrazo.
www.utopiadesueños.com.es
Aunque el final me ha sorprendido, me ha gustado especialmente la parte donde va recordando su tiempo en ese colegio. Nos muestras a ese hombre viendo escenas de su infancia a través de los objetos de esa sala :)
Muuua!
Joder.... Carlos... Vaya dos semanitas que llevas con los dichosos alemanes, ¿eh?
Un historia truculenta a medida que se acerca el final.
Puedo ver la cara de angustia de uno, los ojos de rabia del otro, y el polvo de la resquebrajada tiza que cae lentamente hacia el suelo en silencio, esperando una venganza.
Muy buen relato, Killo!!!!
Ahora paso a ver el de esta semana.
Ah. Siento no haber pasado antes, problemas... sin más.
Un abrazo!
El culín, en el siguiente comment!!!
Hell.
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