21.3.11

Victoria de un sueño


Tras varios días de espera, decidió reanudar la marcha sola. Trataron de disuadirla pero ella iba a ponerle rostro a la victoria, y la primera luna llena de primavera parecía serena, abstraída en aquella figura alada, que podía sentir la noche como una inmensa pizarra con restos de tizas de sus sueños.
Realmente disfrutaba de lo que hacía, por mucho que la confundieran con una mendiga cuando posaba en la calle, pero ella sabía que no lo era y eso le bastaba. Era una artista. Y además intrépida. Aprovechando la jornada de puertas abiertas se había colado en el interior del museo y permaneció oculta hasta que una vez quedó vacío de visitantes y personal pudo salir de su escondite y lograr su máxima representación.
Una vez pudo montar su pequeño pedestal de madera, revestida de pintura simulando mármol, lo situó en su lugar preferido, que había elegido los días previos en que como visitante accedía al museo preparando su plan.
Y éste estaba saliendo a la perfección.
Doró todo su cuerpo de pintura y se subió al pedestal. Amanecía y pronto admirarían su arte, su mayor representación en público. Era la victoria de Samotracia.
Sentía una sensación de angustia mezclada con satisfacción y emoción cuando los primeros visitantes se detuvieron ante ella. Poco a poco aquellos pasillos eran un torrente de gente, murmurando, tropezando, mascando chicles, indicando, señalando y la mayoría imaginando.
Le fue, diría que imposible, difícil mantener su quietud cuando escuchaba comentarios obscenos o ignorantes ante lo que tenían delante. Y sin embargo su temple era admirable. Ni un pestañeo siquiera. Puedo decirles de las estatuas colindantes que el rosáceo de sus mármoles no fuera sino sonrojo ante demostración.
Atardecía. A través del ventanal pudo observar casi sin abrir los ojos como se acercaban, entre sorprendidos y enojados ante tal inquilina inesperada, unos vigilantes. En ese instante decidió que era el momento de poner fin a su genial actuación, poner pies en el suelo y salir corriendo de allí.
Pero no podía moverse. Y pareciera que aquella figura tembló cuando supo que la silueta que reflejaba el cristal no era sino una estatua.
Me sentí impotente, había querido avisarle nada más conocer sus intenciones, pero ¿Cómo iba a poder hablar una estatua?
Sin embargo pude escuchar su llanto. Ajena a la discusión que mantenía a sus pies el personal del museo sobre su procedencia, sintió mi percepción y les fui presentando a los que como ella ya formábamos parte de la colección de artistas convertidos en arte.

14 commenti:

Roc ha detto...

No has publicado el relato, pero yo lo he encontrado y me siento feliz de haberlo hecho....
Venía yo de poner un comentario en otro de tus blogs y decidí copiarlo y ponerlo en este otro también, ya que recordé que habías escrito la primera semana...
¿Qué te puedo decir de esta maravilla que has escrito? Al principio pensé que se trataba de uno de esos mimos maravillosos o estatuas vivientes que hay en todas las ciudades, que se había cansado de estar pasando frío al aire libre y que consideró que su arte no era menos que el que se podía contemplar en los museos...
Quizás esa fue tu inspiración, pero lo que no esperaba es que se convirtiera en una estatua de verdad o que fuera de siempre una estatua y no lo supiera....
La verdad es que me ha encantado, porque yo soy de las que se quedan ensimismada viendo a esos hombres y mujeres totalmente dorados, porque no logro entender cómo pueden estar tanto tiempo sin moverse.
Lo mejor de tu relato, como de costumbre, es tu inmensa sensibilidad.
Carlos te quiero muchísimo y me alegro que hayas escrito esta semana. Tenemos una cita la próxima ¿Vale?
¡¡PUBLICA YA PARA QUE LOS OTROS TAMBIÉN PUEDAN DISFRUTAR!!

Roc ha detto...

Una cosita: Para leer tu relato he tenido que copiarlo y ampliarlo. Has puesto una fuente preciosa, pero tan extraordinariamente pequeña, que yo al menos, no la veo bien. Quizás es que ya soy más vieja y tengo la vista un poco cansada.
¿Podrías aumentarla un poquito porfa?

Susana ha detto...

Jo, qué bonito el relato, Carlos.... En alguno de los últimos me ha pasado lo mismo que a Roc, que apenas puedo leerlo. Aissss.... dichosa miopía....

Un besote.

Hell ha detto...

Relato Carliano donde los busquen!!!
Me gustan mucho las estatuas. Cuando viví en Italia, caminaba por las calles de Florencia, Roma, Bologna... donde las estatuas forman parte de un todo en la ciudad. Admirando la belleza y el trabajo bien hecho. Lo curioso que me pasa con ellas es la mirada: siniestra, vacía... sin saber qué están mirando desde lo alto de sus pedestales.
En fin, muchacho... un gustazo poder perderme por tu blog.
Un fuerte abrazo, medio-paisano!!!

Hell.

Noelplebeyo ha detto...

siempre querido poseer a la victoria de samotracia....sexualmente hablando jajaja

Towanda ha detto...

Impresionante... Tanto se metió en su papel que éste hizo lo propio con ella.
Estaba esperando que los vigilantes le echaran "la bronca del siglo" y me sorprendistes (muy gratamente) con un final que no sospechaba.

Es buenísimo Carlos, de lo mejorcito que leo en bastante tiempo, y no puedo dejar de felicitarte por tu ingenio...

Aprovecho para mandarte un "abrazo-achuchón".

Metalsaurio ha detto...

Menudo final! :) Será por eso por lo que algunas estatuas parecen tener un poso de vida y semejan mirar!

Para los que véis bien la fuente, un consejo válido para todas las páginas: con CTRL + aumentas el tamañano de la página (y de la fuente).

Un saludo.

Paula ha detto...

Decirte que me encanta, que es muy original, que me gusta mucho tu forma de escribir, tus descripciones, y que siempre me sorprendes es repetirme.

Es arte lo que haces, ten cuidado en no convertirte en lápiz y papel! Aunque sin duda serías la historia más bonita del mundo :)

mua

Jan Lorenzo ha detto...

Cuando dijo que iba a ponerle rostro a la Victoria ya me imaginaba a que Victoria se refería. Me encanta esa estatua...

Yo esperaba que la gente se asustase al ver salir corriendo la estatua que habían estado admirando hacía un rato, pero tu final me ha sorprendido a mi. jijijiji... Me alegro volver a verte por aquí. Un portazo!!

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Natalia ha detto...

Es un hermoso relato, desde luego que sí. Y ha sido un placer haber llegado hasta este lugar que seguiré frecuentando.

Saludos

atenea ha detto...

Vaya final, Carlos!! Así que se convirtió en estatua?? No me lo esperaba jeje

Me ha gustado mucho. Por todo. Por la decisión de la prota de planear todo aquello y llevarlo a cabo, por cómo describes todo el proceso, por la sorpresa final, por la impotencia de la otra estatua... en fin, que genial :)

Un besazo!!

Sara ha detto...

Qué maravilla de relato, Carlos!!! Uno de esos que te dejan un sabor dulce en la mirada...

;)

AdR ha detto...

Tienes el don de plasmar la mayor delicadeza con las palabras más sencillas.

Abrazos.

Xaquelina ha detto...

Me ha sorprendido el final, y e artista se convierte en arte...¿bendición o maldición?