4.7.08

Cuento de navi... verano

Ella tiene la piel del color de la tierra, suave y ocre, como un verano perpetúo.
Mezcla de mil y una noches en vela y días de interminable penuria.
La mar, embravecida ante las noticias que las olas del mundo le van contando intenta hundirles para protegerles en su muerte abisal.
Pero ella no es de las que se rinden.
La embarcación, a la deriva desde hace varias millas, consigue a duras penas arribar la costa. Silencio. Parece ser que tan solo él y ella son los únicos con vida. Mas la que lleva en su interior.
Hallan un viejo establo siguiendo el camino del faro. Unos pastores que divisaron la escena se acercan al lugar a prestar ayuda. Sobre la paja cae él deshidratado, mientras ella exhausta da a luz un niño.

Del color de la tierra, yace muerto.


Por el horizonte se acerca una estrella, sobre el techo de un coche policial, hacia el establo.

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19 commenti:

Anonimo ha detto...

Me matas de tristeza, Carlos. ¿Finalmente veo la luz al final del túnel, me dispongo a comenzar mis vacaciones estivales, me asomo a tu ventana y me ecuento con un relato tan triste? Porque, el relato navideño del que deriva es un relato de esperanza. Y éste es de esfuerzos frustrados y pérdida.

En cualquier caso, genial, como siempre.

Besos!!

Anonimo ha detto...

¿Hablábamos ayer de denuncia social capullín? ;)

No sé, yo entiendo eso de ir en busca de una vida mejor (¿quién no iría?), pero... portando una futura nueva vida dentro de las antrañas, si la cosa sale mal (como en tu historia), para mí bien podría denominarse asesinato.

Ni soy juez ni verdugo, pero hay ciertas cosas que no se pueden hacer a costa de cualquier cosa. Porque si sale bien, inmediatamente se les adjudica un nuevo país como propio, pero... ¿y cuando sale peor que mal? ¿ De vuelta a casa y a intentarlo de nuevo? ¿Tal vez con más o menos tiempo de gestación?

Bueno, que ya sabes cómo soy yo con estos temas (que me emosiooono en seguida) :P

Breve pero intenso. Genial! ;)

María José ha detto...

Se tiene que estar muy desesperado para arrojarte a un futuro incierto, arrojarte a un mañana difuso, arrojarte a una muerte probable,......la desesperación es mala, y la incultura también es mala, y cuando se mezclan el final es dramático casi siempre.
Bonita historia pero muy triste.
Besos.

Anonimo ha detto...

No se entiende lo que te arranca a meterte en esa barca hasta que no pisas sus tierras y te llenas del mismo polvo...y no se entiende el miedo que se pasa..hasta que no ves una noche, sin luna y con niebla y oleaje, en el estrecho que estremece todo tu interior (y eso que al vivirla iba en un ferry)...
En su tiempo nuestros familiares hicieron un camino similar en busca de un paraíso..
Hoy las cicatrices persisten y al arribar esas embarcaciones vuelven a abrirse..
Cuento no..realidad de toda época del año..
"No perdemos nada porque nada tenemos ya..quizás ganemos algo.."
Besines y chapeau..

Rebeca Gonzalo ha detto...

Denuncia social a la que muchos damos la espalda por miedo o ignorancia. Comprendo que el anhelo de un futuro mejor impulse a cruzar el charco, aún a riesgo de perder la vida. Sé que yo en idénticas circunstancias también lo intentaría. Maravilloso relato con sabor a poesía (como todos los tuyos) y un toque a salitre que arrastra la pena de sus protagonistas hasta el alma del lector. Maravilloso como siempre e impecable. Te leo ahora y siempre.

Anonimo ha detto...

Te sienta mejor el dramón que hacer explotar autoestopistas galácticos. ¿Ves? Es más tú. Yo como no tengo entrañas no me emociono. Todo el mundo se muere, todos los días a todas horas, en todas partes, bajo cualquier circunstancia y cualquier bandera. ¿Y????

A ver el día que te animas y escribes algo sobre un europeo que ha consumido 30 años de su vida en estudiar, en formarse como indivíduo que es capaz de aportar una mejora a la humanidad y está trabajando como reponedor en Carrefour, sobre viviendo con 800 euritos.

Me da más ganas de llorar, pensar que el (o la) que puede descubrir la fusión fría o la cura del cancer está amargado cargando cajas en un almacén de naranjas, porque no tiene para pagarse los estudios.

Claro que ya estaba Tesla, pero y Tesla ¿quien será?.

Hoy es uno de esos días en los que me gusta pensar que en realidad estás lobotomizado momentaneamente y no que matas niños para tener audiencia...ah, bueno, no, que eso soy yo la que lo hago.

Hala, con Dios.

El mundo de Yas (Andrés) ha detto...

vaya... vaya...
Escribes algo y generas unos comentarios un poco tremendos...
Unos se poenen tristes y otros prefieren la historia del estudiante que puede salvar el mundo si alguien le da la oportunidad de dejar el Carrefour...
En fin Carlos ahora te comento, antes quiero discrepar con Maria sobre su humilde opinión...
Supongamos que María vive en un pais agonizante, que esta muerta de hambre y que tiene 0 recursos para sobrevivir tanto ella como el bebito que lleba dentro (tenga los meses que tenga). Seguramente en esta historia sale mal, pero seguramente si no lo intentase tambien saldría mal, la etica es muy relativa, y el dinero demasiado poderoso. Eeeepp con todos mis respetos hacia la opinión de Maria.

Con respecto a la historia a parte de su color negro y triste, a pesar de como han dicho es una realidad que todos sabemos y que no está de más recordar para concienciar cabezotas, pienso que hay un trasfondo personal... tu me dirás si me equivoco, pero esa sensación me da...

He dicho...
Mundoyas...

Anonimo ha detto...

Cuesta opinar. Luego de tres generaciones en Argentina, no tengo mezcla de sangre. Por mi sangre, sigo siendo español, pero en el consulado no me dieron ni bola cuando quise averiguar sobre mis bisabuelos gallegos y andaluces. Poco más que me trataron como un delincuente. En ningún momento me creyeron que quería y quiero saber acerca de sus ayuntamientos, de cómo son y demás. En todo momento me trataron como un sudaca que quería emigrar a España.
Cómo han cambiado las cosas.

Imbéciles, no pueden entender que uno tenga y sienta amor por España. Y que, este, no tenga que ver con la posibilidad de sacarle un puto euro a nadie.

mis ancestros, todos españoles, fueron abrigados por América. Y, muchos de ellos, murieron soñando, no con volver definitivamente. Pero sí, con hacerlo aunque más no sea para abrazar a aquellos que quedaron allá.

Qué se yo Charlie. Sé que algún día recorreré las calles de España como ese bisnieto que viene a decirle a la tierra:
"Aquí estoy, soy el bisnieto de Pilar, de Ricardo, De Benancia, de Juan, de Ramona, de José, y de y de y de.

Un abrazo, querido amigo
me hiciste reir mucho con lo de racing.

Ricardo.

Rara Avis ha detto...

Es triste... es pesimista... un hondo dolor parece hallarse en tu alma...

besitos

isinspira ha detto...

Me ha estremecido... Es extraña la relación que estableces. Supongo que todo no es tan blanco ni tan negro, aunque con quien más deacuerdo estoy es con Andrés...

Cuando dije que me iba de viaje de estudios a Egipto, mis abuelos se asustaron por el terrorismo, mi prima (que es la persona que conozco que más ha viajado)me dijo que cuidado que ella en Marruecos lo pasó fatal, que le dolió ver tanta pobreza.
Yo recuerdo dos escenas. Llegas al templo de Hatshepsut en autobús. Te bajas y un trenecito te lleva unos 700 metros hasta el mismo templo. Mientras que los turistas ibamos cómodamente en el tren dos niñas de 5 o 6 años hicieron el mismo recorrido, corriendo descalzas, intentando vendernos unas pulseras los compañeros que iban al final del tren intentaron subirlas...pero no pudieron. En Kom Ombo, cuando todos los turistas nos ibamos para los barcos vi a uno de los niños de "quince un euro" llorando, el padre lo llevaba agarrado del brazo echándole una buena. Niños vendiendo todo el día, todos los días. Eso es lo que he visto en Egipto, y en las ciudades pequeñas muchos hombres parados todo el día fumando shisha... Es que claro, no es lo mismo viajar a Francia, a Italia, a Europa simplemente. Egipto no es de los países que peor están. Pero ves la realidad de la que tan alejado te ves.Y sé que no he visto nada...
Y a mí, me jodería no trabajar de lo que estoy estudiando, pero no se me caen los anillos si tengo que fregar escaleras. Desgraciadamente, hay gente que lo pasa peor.

Mj ha detto...

Un párrafo y has removido cielo y tierra. Olé por ti.

Carla ha detto...

¡Fantástico! Precioso relato a pesar de la tristeza de la historia, a pesar de lo que transmite. Como siempre, nos haces pensar. Esta vez toca repasar un cuento navideño sobre el que se construye una religión. Asombrosa e hipnótica tu forma de narrar, ¡para no variar!
Un abrazo

Klover ha detto...

Carlos y la denuncia, siempre unidos...

Besotes

Popi ha detto...

Carlos y el relato protesta. Cuando te vea... cuando te vea dos birras y Eduardo Galeano, hermano.
Y antes un abrazo.

tormenta ha detto...

Pues qué quieres que te diga? desde mi escasísima experiencia puedo decir que la desesperación te puede llevar a hacer cualquier cosa, cualquiera. Incluso a viajar, caminando, durante dos largos años, llegar a una playa y subirte en una especie de colchoneta inflable para perecer en el fondo del mar ( justo en esa primera ocasión en que la vida te da la oportunidad de contemplarlo)
Es una mierda. Nosotros no es que tengamos la suerte de la mano, pero al menos tenemos una cosa muy importante: alternativas. No aprovecharlas casi sería despreciar las oportunidades que la vida te ha dado para aprender, para comprender.
Cuando hablo de estas cosas me siento bastante mezquina, tengo el estomago lleno, mi familia está relativamente bien, me encuentro frente a la pantalla de un ordenador… No significa que todo haya sido sencillo en mi vida. Lo cierto es que no. Por eso creo que puedo hacerme una idea respecto a tipos muy diferentes de desesperación. Respeto profundamente a las personas que tienen el valor de arriesgar su vida por un sueño que no saben si se hará realidad. No creo que muchos de nosotros tuviéramos ese tipo coraje al afrontar tantas adversidades.

:)
Y respecto al cuento: ole, como dice Mj con un cuento “parrafil “ de los tuyos remueves conciencias y nos obligas a pensar. Si esto es la “denuncia social” de Ninive, no dejes de hacerlo.
Mil besos, mágicos, por supuesto ;)

Anonimo ha detto...

Pues fíjate, según leía la historia me transmitía como que "ella" es alguien real, no sé si es que lo has plasmado muy bien o que realmente es así, el caso es que lo sentí de esa manera, y con una calma especial.
Besos.

La poetisa incierta ha detto...

Esto comentarios Carlos, creo que me irá para largo, has tocado las fibras, y eso en primer lugar es lo más interesante.
Desde el punto de vista del cuento, MARAVILLOSO, la alegoría te quedó perfecta, porque lejos de temas religiosos, ese Belén evocado todos los años por nosotros los Occidentales, no es más que una huída, por un pecado ciertamente no cometido, los profetas, se convirtieron en enemigos, ¿Y acaso según la historia, un Herodes, no acabó con la vida de niños inocentes, buscando acabar por cuestiones si se quiere hasta políticas con alguien que llamaron Mesías? Además ¿Quién acaso dijo que Jesús era del color como lo pintan los americanos, rubio con ojos azules? Del color de la tierra, por el sitio donde nació. Así que la alegoría del color, fantástica.
El Herodes del tiempo actual, no fue la madre de esa criatura, buscando un mejor futuro, fue si se quiere, el Capitalismo, en el que estamos inmersos, donde por ejemplo, los franceses se jactan de colocar en paises africanos, extractores de agua para paliar la sed, pero en lugar que sean gratuitos, tienes que meterle una tarjeta de prepago, como si paliar la sed, fuera idéntico a hacer una llamada telefónica... ¿Quién es el Herodes entonces? a ver???? Y sí, me parece EXCELENTE, que toques esos temas, aquí. Lejos de la Indignación por trabajar en Carrefour, y no ser un científico brillante. A ver, la vida, te da oportunidades, ¿Es qué acaso por vivir en un país desarrollado, deben darte una beca, para no truncar los futuros brillantes? ¿Dónde queda el esfuerzo propio? Cada quien es dueño de sus actos, y si alguien trabaja en lo que sea -que todo trabajo es digno- es porque en el fondo eso es realmente lo que desea, por favor, es una postura muy cómoda, echarle las culpas hasta al gobierno, por los fracasos propios. Ojalá más personas como tú Carlos, hablaran sobre la inmigración, legal, ilegal. Vivo en Venezuela, nací en España, y mis abuelos (de papá y mamá) vinieron para acá a buscar mejor porvenir, por parte de madre, porque el Generalísimo fusiló a la hermana de mi abuelo, hijos de un Guardia Civil, ya que la chica era roja, y eso tachó a toda la familia, y por parte de padre, porque mi abuelo fue tachado como desertor de la guerra civil y mi abuela tuvo que estar presa con mi tia recién nacida. Aquí de buena o mala manera les abrieron las puertas, consigueron cosas que España no les brindaba, por cuestiones asquerosamente políticas. Y aquí ni a mis padres, ni a mi, nos has faltado un plato de comida, por más desestructuración que existe en muchos ámbitos en este país. Por otro lado, fuí a la universidad, por mis buenas calificaciones, por trabajar aún estudiando, por el esfuerzo propio, sin necesidad de esperar nada de terceros. Creo que esté en el país que esté, por las vueltas que de la vida, igual mi espíritu de lucha quizás heredado, me permite no cruzarme de manos, mucho menos hacerme la vista gorda con problemas que están más allá de mis narices. Es sencillo echarle las culpas a los demás. A los que están deseosos de la aprobación de la ley sobre inmigración en Europa, más allá de la inseguridad y mafias generadas por la ilegalidad, ¿Han pensado en los contras que podría generar una decisión tan salomónica? creo que no.
En fin, aplausos para ti Carlos, todavía quedan personas, que con algo de espíritu de igualdad, nos sabemos poner en los zapatos del dolor y la realidad ajena.

Anonimo ha detto...

Es difícil entender porqué las personas comienzan así la nueva vida, es difícil saber cómo se encontraban cuando tomaron esa complicada decisión.
Salir de su tierra, ingrata, pero su tierra con el riesgo de morir..

Cada año se repite la historia, a los que sobreviven, nos los cruzamos cada día, escondiendo el bolso.., nunca preguntándonos lo que llevan dentro. Lo que les impulsa..

Un beso o dos ( nos sabía podías ver a Gloria Om.., la besarás de mi parte? )

Aire

Sara ha detto...

No sabía que habías publicado con mi frase y no sé cuanto tiempo voy a durar conectada....

El caso es que hace un tiempo yo habría visto el relato de una forma distinta, no habría podido ni acercarme a la situación que vive tu protagonista.

Ahora por mucho que lo intente nunca podré sentir lo que ella siente, pero sí que podré estar más cerca.

Ahora soy inmigrante y sé que no es ni parecido, soy estudiante y vivo en Suiza...no es lo mismo, ni parecido, yo no tengo derecho alguno a quejarme y no lo hago.

Pero me he visto en situaciones en las que he tardado en salir más de 10 minutos porque hablaba en francés y no en español, en español o en inglés, no habría tardado ni dos minutos en resolverlo.

Tengo tarjeta de inmigrante y para conseguirla necesité un papel firmado por el director de mi banco diciendo que mi padre tenía dinero suficiente en la cuenta para financiarme todos los meses. No vaya a ser que venga a robar, a trabajar ilegalmente o a pedir (¿te he dicho alguna vez que llevo 9 meses sin ver un pobre y que cuando lo hago me llama la atención?)

Me han acusado de hacer fiestas a las que ni he ido porque soy española y es lo que hacemos, estar de fiesta, hablar muy alto, dormir la siesta y bailar flamenco.

Los compañeros de piso de un amigo me acusaron de robarles 400 francos (40.000 mil pts, y no me pidas que te lo pase a euros q ya se me ha olvidao :P) porque habían desaparecido de su habitación (por lo visto los españoles también robamos)...

Y así podría seguir contando mil cosas. Y no, no me siento mal las 24 horas del día, ni siquiera me siento inmigrante, pero lo soy y a veces me lo recuerdan.

Pero ¿sabes? eso no es lo peor, lo peor es que cuando lo hacen, cuando me lo recuerdan y se quedan tan tranquilos porque es su país y no es el mío, cuando lo hacen me indigno y luego agacho la cabeza y me doy media vuelta porque exactamente lo mismo hacemos nosotros todos los días.

Lo triste, lo triste y lo que me da vergüenza es que sólo me ha pasado un 1% de las veces, el resto del tiempo me he sentido en casa y eso es algo de lo que estoy segura que no pasa en España, que más bien es al revés, que el 99% de las veces les recordamos lo que son, donde están y de donde vienen.

Cuando viví en Londres aprendí lo mucho que le queda por aprender a España, y aquí no he dejado de comprobarlo todos y cada uno de los días.

Te comentaría sobre el relato, pero esto se va a extender mucho y tú ya sabes que es bueno :)

Un beso Carlos