11.12.11

Palabras mudas, solas

- No sabía que en la guerra hay monstruos más terribles que el hombre - Dijo nada mas salir.


Era a finales de otoño, deslizó un poco el visillo y comprobó como la rutina dominical deambulaba por la calle. El vaho de su respirar le nubla aquel momento y como le gustaba hacer en los ventanales de El irlandés, dibujó ~~~~ olas sobre el cristal empapado. Trataba de hallar algo, y se hace mas difícil cuando no se sabe que se está buscando. De nuevo miró al folio en blanco y una vez mas sintió vértigo ante aquella blanca profundidad.
No lo pensó mas y decidió salir a la calle y penetrar en la ciudad. La incertidumbre le excitaba y el miedo le frenaba, un curioso coctel que le paralizó durante un tiempo perdido. Desconocía donde había ido a parar, la noche estaba cubierta de aromas de cigarros muertos y destellos fugaces, pero no halló ninguna palabra. La gente eran árboles de Navidad en movimiento, apenas podía retener tantos matices mientras evitaba chocar con sus prisas. Polifonías sedientas de sentidos resuenan alrededor y vista, tacto y oído acuden rápido a sus llamadas. El gusto permanecía ausente de sabores, envuelto en besos de celofán lo vio tirado en el banco de los enamorados, ya vacío.
Halla un bar a pocos metros de él y el de repente todo aquel momento se vuelve tan vulgar que tiene hambre, y cae rendido en manos de lo cotidiano aceptando su rendición. Una comida rápida, una parada de bus desconocida y una cama en donde se despertará mañana. El folio habría ganado una batalla mas, pero no la guerra.
Pero cuando no lleva mas que unos pasos dados, descubre una pequeña abertura polvorienta en la pared. Alza la vista y el edificio tiene un sombrío aspecto, hermético y falto de cualquier otra entrada que aquella rendija en el muro. Mira alrededor y salvo las luces del bar al otro lado de la calle, no ve ninguna otra ni tampoco a nadie cerca. La incertidumbre y el miedo volvían a encontrarse y quien sabe, pudiera que al otro lado hallase finalmente las palabras. La excitación le pudo y se adentró por la abertura hacia una completa oscuridad, tan espesa que no reparó en que el suelo había desaparecido bajo sus pies cayendo velozmente hasta que tras varios golpes, a cual mas dolorido, después aterrizó bruscamente sobre una superficie que parecía metalizada.

Desconoce el tiempo que estuvo sin conocimiento, y lo que tardó en volver a subir hasta ver la luz del sol.

Pero no pudo ver el sol, una densa nube gris cubría los restos de lo que antes fue su ciudad. Un amasijo de escombros y chatarra humeante se extendía hasta el horizonte.
No tenía idea de lo que había pasado, lo podía suponer, sí, aquello parecía un acto de guerra, o de locos, daba igual. Había sucedido lo que solo los artistas en sus múltiples disciplinas, desde un libro al videojuego, eran capaces de diseñar. Pero la realidad picada en su orgullo siempre les superaba.

Tras horas, días, deambulando por el mundo, supo que en la guerra había monstruos mas terribles que el hombre, la soledad, el hambre...

26 commenti:

Paula ha detto...

Me gusta el título, me gusta la foto y me gusta la historia.
El corazón se me ha parado al leer "el banco de los enamorados, ya vacío" Estos días los recuerdos me matan.

No está solo, yo he recorrido todo el texto de su mano :)

Pedalier ha detto...

Sin duda un relato que se presta a tantas interpretaciones como uno le quiera dar.

Muy buen texto.

Nos leemos.

Sara ha detto...

Tras leer tu historia, Carlos, solo me queda por añadir un suspiro.

;)

Noelplebeyo ha detto...

el monstruo somos nosotros.

lo peor, que lo sabemos

El Pistolero ha detto...

El síndrome de la página en blanco? No creo que nunca lo hayas sentido, amigo. En este espacio eres más de crear y derramar las palabras sin pausa...

Un abrazo!

Aarón

Emma Grandes ha detto...

Guau! A veces, cuando no encuentro la inspiración y la busco, siento esa sensación... Pero la imaginación es capaz de vencer a ese gran monstruo!!!
Sabes de sobra que una de mis mayores alegrías volviendo a este 'mundo' es poder pasar a tu 'casa' y disfrutar de ella.
He vuelto, sí. Y espero que para quedarme.
Muxu haundi bat y gracias por estar siempre ahí!!!!

Óscar Sejas ha detto...

Supongo que es la sensación que sentimos muchos ante un folio en blanco. Para mi escribir es a veces una auténtica batalla, que libro conmigo mismo, pero una batalla al fin y al cabo.

Perdón por pasar de pascuas a ramos por aquí.

Un abrazo.

Jan Lorenzo ha detto...

A veces intentar escribir algo cuando no sabemos el qué, cuando no podemos explicar lo que queremos o simplemente cuando no nos viene nada a la cabeza es una auténtica batalla contra nosotros mismos, porque sin darnos cuenta, somos nuestro peor enemigo.

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Malena ha detto...

Cómo entiendo ese sentimiento de petrificación ante la blanca profundidad de una hoja en blanco...
Estupendo relato el que nos regalas esta semana. Como siempre, un placer leerte :)

Jara ha detto...

tengo clara una cosa, un folio en blanco lo conviertes en palabras en un momento y por suerte consigues no caer en la misma rutina de todos.

atenea ha detto...

Un folio en blanco puede bloquearte de tal manera que cuanto más lo intentes, menos consigues escribir. También es cierto que, luego, puede salirte todo de repente... y esa sensación es impagable :)

Genial la historia Carlos, siempre es un placer pasar por aquí.

Muuua!!

Tropiezos y trapecios ha detto...

En efecto, solo los artistas saben reconocer tal mezcla explosiva...del color al blanco y negro, de los recuerdos, a la fantasía, al vacío de la página en blanco, a lo que no pudo ser, a lo que es y a loq ue nos gustaría que fuera. Lo que nos condena y nos salva. Feliz Navidad desde mi mundo también cambiante al tuyo :)
Un abrazo inmenso!!!
Favole

Tropiezos y trapecios ha detto...
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El mundo de Yas (Andrés) ha detto...

Espectacular como siempre Carlos, no me esperaba para nada ese final, ya que como te habías desviado del tema (el primer texto que leo que lo hace) acabas dejandome Ko con el final. Muy muy bueno. Felicidades y abrazo killo.

Mundoyás

Metalsaurio ha detto...

Carlos, la frase "de repente todo aquel momento se vuelve tan vulgar que tiene hambre, y cae rendido en manos de lo cotidiano" es de quitarse el sombrero.

Un saludo, crack.

Sara ha detto...

Me gustó ese monstruo que encontraste en esa guerra contra la nada y el hastío del papel en blanco y fuera de él.
Siento haberme pasado tan tarde y me temo que no me dará tiempo a pasarme por todos si me quiero poner las pilas para escribir el próximo, qué fastidio, esta semana no tuve ni un respiro para escribir.
Un abrazo!

Reithor ha detto...

Como siempre, calidad. Y es que muchas veces salvarse de lo que pasa a casi todos es peor condena que haber sufrido el mismo sino.

Hell ha detto...

¿Qué quieres que te diga, que no lo hayan hecho ya?
Tienes la facilidad de la palabra metafórica y poética, y cada vez que leo algo tuyo, y lo asocio a tu voz, entiendo como es el escrito y la persona que lo escribe.
Eres uno de los grandes, aunque no quieras reconocerlo.
Un abrazo muy fuerte, paisano.

Hell.

Towanda ha detto...

Creo que el peor monstruo de todos es la soledad.

Carlos, un besazo.

Teresa ha detto...

Me pasa con tu narración que cada cosa que escribes, cada momento del relato, me lleva a una imagen cotidiana. El deseo de que la realidad se humille ante nuestra forma mágica de ver el mundo: eso he sentido que sientes. Hace mucho tiempo que pienso a través de la literatura. Y por primera vez, he sentido alguien anónimo para mí, tú, también lo hace. Las "miríadas" de las que hablaba Virginia Woolf, esos puntos discontinuos y dispersos en el día a día. El pisar la calle por primera vez y caer en no sé qué lugar terrible y hermoso si queremos. Eso me provoca tu relato. ¿Quién eres? ¿Has publicado algo? ¿Sabes volar?

P.d. Gracias por cada comentario en los textos de mi blog. Me sentí muy acompañada en mis pensamientos. Te dejo mi dirección por si buscaras el camino de regreso.

Esther ha detto...

Super chulo, Carlos. Es terrible eso... pero, me ha encantado, la redacción y todo, parecía al principio todo como tan normal o pacífico...

Felices fiestas :)

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=Ooc5eJc5SHA

Rebeca Gonzalo ha detto...

Me ha emocionado muchísimo cuando hablas del folio en blanco. Me han desconcertado en algunos momentos los cambios de tiempo verbal, pero el relato es grandioso desde luego. Como señalan por aquí... "El hombre es un lobo para el hombre".

Besotes.

Larisavel ha detto...

Como siempre, dejas sin palabras con tus preciosas metáforas y esos finales inesperados. Soledad, que mayor monstruo que ese.

Un besazoooooooo

Malvi ha detto...

Carlos! Escribes que te mueres chaval! El papel en blanco impone...

Me encantan tus historias, Me encanta volver a verte por aqui... encantada de que seas un cuentacuentos

besoo

Malvi

Malvi ha detto...

Por cierto, no habría explicado jamás tan bien lo que sucede cuando no se está inspirado... la angustia que se siente al querer escribir tantas cosas y no saber cómo.

un besazoo

Hada de las frases ha detto...

Un miedo que en el fondo, todos los escritores comparten. El ponerse estar preparados para escribir, con el folio delante, bolígrafo en mano y que no haya nada...

Te dejo besos y polvo de Hada.