16.2.08

Instantes de vida


El sol brillaba alegremente en la mañana del gran día, pero el suelo seguía blanco de nieve y el aire era muy frío.
Sentada en el banco contemplaba el paisaje con emoción. Sus ojos iban escribiendo versos que sus manos no podían. Porque Leire no sabía escribir, ni leer. Era incapaz de llevar a cabo las tareas más simples que demandaba la sociedad para considerar normal a una persona. Con su camisa puesta del revés, y ridículo aspecto, poseía sin embargo un gran afecto hacia la vida que tan injustamente le trataba. Huérfana desde muy pequeña halló en su abuela el único soporte para sobrevivir en un mundo que le daba la espalda.
Retrasada, deficiente, subnormal, conceptos estos que iban llenando informes y análisis a lo largo de su vida. Pero nada de eso reflejaba su verdadera pasión. Le encantaba que le contase cuentos. Y disfrutaba con la naturaleza.
Para ella el bosque, la mar, los colores, el cielo, eran lo más hermoso de la vida, y los cuentos eran el complemento ideal para darle sonido a la imagen que ella veía.
Posiblemente aquella mañana fuera la única persona que se percatase de la alegría del sol cuando, al oírle acercarse se giró y dijo: “Gran día, voy a un lugar con mi abuela”.
Aquello dejó helado al joven. Se dio cuenta de que Leire desconocía la noticia del fallecimiento de su abuela, que aquella noche no regresó a casa. Sin embargo allí estaba ella, sentada en el banco más alejado del parque para evitar las burlas, hacia donde cada mañana se encaminaban ambas tras el paseo por el parque.
Observarla cerrar los ojos, dibujar sonrisa tan dulce, mientras su abuela le hablaba, era lo más bello que podía contemplar el joven quiosquero cada día. Esa mañana recogía los fajos de prensa para ir colocándolos en el quiosco, cuando la vio sentada a lo lejos, pero en esta ocasión sola. Lo cual le extraño mucho y conociendo que el domicilio de ambas estaba al otro lado de la plaza, cerró momentáneamente el puesto y cruzando la calle se dirigió hacia el. Una vez allí el portero le dio la noticia. Un asistente social no tardaría en llegar para hacerse cargo de Leire.
No sabía como darle la noticia. Se acercó y se sentó junto a ella con la emoción contenida.
.- Está fría su mano – Dijo ella.
.- ¿Cómo? – Respondió él - ¿Qué mano?
.- La de mi abuela, pero ya siento su calor, voy con ella a la casa de los cuentos.
.- Leire no! Leire! – Exclamó él mientras el cuerpo de ella se desplomaba sobre su hombro – Leire dime algo, despierta por favor, ¡un médico! – Gritaba desesperado – ¡¡Un médico, llamen a una ambulancia!! Leire, Leire despierta! – Exclamaba sin cesar hasta que la abrazó fuerte entre sus brazos, y entonces pudo ver escrito sobre la nieve, junto a los pies de ella “te quiero”.
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A una extraordinaria persona y amiga muy especial
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16 commenti:

Jan Lorenzo ha detto...

Por qué?? No quiero que muera... No está sola... Quizá en ese momento lo viese así, pero seguro que tarde o temprano encontraría a alguien que le haría ver que no está sola... Nadie está solo en este mundo...

Muy triste... Y sí, me has echo llorar...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Sureña ha detto...

Instantes bellos para una vida dura y difícil; Leire y su abuela estaban hechas para estar juntas por siempre, y algo así era lo mejor que el destino podía ofrecerles.

Precioso Carlos! Besos

Anonimo ha detto...

:( Me ha parecido muy triste. No he llegado a llorar, pero no habría sido de extrañar... Es a la vez, una bella historia, pero con un final, triste... ¿Por qué tenía que morir?

Ricardo ha detto...

lA VERDAD, TE SALVA EL QUE ESTE DEDICADO A ALGUIEN. ES MUY TRISTE.

ESTE NO ES EL AMBITO PARA DEBATIR ACERCADE LA PROBLEMATICA DE LA DISCAPACIDAD.
DIGAMOS QUE LLEVO UN 50% Y OTRO, DE VIVIR CON MI CUELPO A PLENO(HACIA ACROBACIA EN CAMA ELASTICA) A PASAR AL BASTON-PRIMERO- Y A LA SILLA DE RUEDA-LUEGO-.

COMO SABES, HE SIDO DIRECTOR DEL AREA DE DISCAPACIDAD DE MI MUNICIPIO(ALCALDIA), Y SIEMPRE HE MANTENIDO UN MIRADA POLITICAMENTE INCORRECTA ACERCA DE LA PROBLEMATICA.

CREO, HUMILDEMENTE, QUE SIEMPRE, SE TRATA DE PERSONAS. YA SEAN CIEGAS, RENGAS, GORDAS, LINDAS, FEAS, CON O SIN DEFICIENCIAS MENTALES8 Y PON EN LA LISTA A QUIEN SE TE OCURRA), SIEMPRE HABLAMOS DE PERSONAS.

MAS ALLA DE QUE LA PSICOLOGIA DIGA-EN LOS CASOS CON COMPROMISO MENTAL- SI HAY O NO SUJETO CONSTITUIDO.

BUENO, TERMINO, NO ESTE EL AMBITO PARA EL LUGAR DE DEBATE.

SIN EMBARGO, TE DEJO UN EJEMPLO: HABEMOS MILES DE MILLONES DE HUMANOS MENTALMENTE SANOS, A LOS QUE LOS "MEDIOS" DE COMUNICACION NOS CUENTAN DIARIAMENTE UN CUENTO QUE, PARA UESTRA DESGRACIA, NO ES EL DE UNA ABUELA.

UN ABRAZO, AMIGO MIO, DESDE ESTE SUR VAPULEADO. DESDE ESTA ARGENTINA DONDE LA SOJA Y LOS AGROQUIMICOS SE MULTIPLICAN.

Anna ha detto...

Ya estoy de nuevo por aquí....

La vida a veces es dura...por eso hay que rodearse de cosas "blanditas", de sueños e ilusiones para hacerla más llevadera.

Anonimo ha detto...

"Sus ojos iban escribiendo versos que sus manos no podían."

Los más bellos versos se escriben así..las más bellas historias se escriben desde el corazón y sólo allí mantienen su riqueza...por siempre.

Besines!

aiNOha ha detto...

Que historia mas triste... =( Casi me haces llorar.
Me has dejado sin palabras.

Un besito

Klover ha detto...

Como la vida misma. A mi no me ha resultado triste, las cosas pasan y tanto nosotros como las Rebecas del mundo tenemos que hacerles frente. En todo caso son dignas de admiración la integridad y fuerza con la que cuentan muchas de estas personas.

No pudo ser pero no me voy a rendir...por mis narices jejeje ;) para eso tengo sangre maña corriendo por las venas...

Ah! Enchufa los informativos de antena 3 que quizá salga ;) hoy me han hecho unas preguntitas de camino a la facultad...

Un besote!

Bea ha detto...

Que historia más bonita, yo adoro relatos de este tipo. que están cargados de sentimientos y mágia.

Escribe más de este tipo. Me ha encantado.

Un besazo!!!

Carabiru ha detto...

Tiene un puntito triste, pero muy dulce la verdad.

Es triste que la sociedad no sepa aceptar a personas diferentes...

Un saludo!

Anonimo ha detto...

Supongo que el mundo es demasiado dificil para las leires, donde parece que seres tan pequeñitos y maravillosos no tienen lugar. Pero ella tenía a su abuela que la comprendía y era su todo.
Entiendo que la vida perdiera su belleza si su abuela ya no la acompañaba.

Que triste, no?

Besos

Pedro ha detto...

¡Que triste! ¡Qué hermoso! ¡Qué todo ninive! La verdad es que esta lleno de sentimiento, perod e que me extraño si de eso siempre estas desbordante. Me quedo con una triste sonrisa, al final fue con su abuela, a la casa d elos cuentos, eso es loq importa.

Un abrazo,

Pedro.

- BB - ha detto...

Estar aceptante del cielo que llegue a cubrirte, incluidos estereotipos o prejuicios que demaracan estos espacios diferenciados por la indiferencia y negación del otro, es lo que vislumbra el mal traer de razones que justifican existencias demarcadas por la negatividad y destrucción... Morir puede ser la solución ante un nuevo renacer, más no la medicina ante la mediocridad de un mundo contaminado de inescrupulosas voluntades... Tus cuentos, así como la intervención de lectores deseosos de ilusión y renacer, son la respuesta ante una posible conversión. Beat.-

Anonimo ha detto...

¡Un final de impacto!

No me gusta la muerte, eso es caso a parte, pero tu relato está tan chulo como siempre.

Saluditos!

tormenta ha detto...

los conocimientos, la sabiduria, la inteligencia, la belleza... todo eso es irrelevante. todos somos iguales, lo que importe es lo que hay en el fondo de tu alma, su calidad y su calidez... independientemente de si eso se manifiesta de una manera más o menos brillante.
un relato bonito y triste, muy bueno, como siempre.

te dejo un besito, carlos :)

Anonimo ha detto...

Querido Carlos:

Una vez más me acerco a tu espacio y una vez más compruebo que cada semana acercas más tus palabras a lo que tienes en la cabeza. 100 frases han servido para que día a día seas parte importante de El CuentaCuentos con relatos como este, tan triste y esperanzador a la vez.

Esperanzador porque Leire irá, y estará siempre donde van a parar los cuentos.

Un abrazo, amigo. Sigue así ;)